martes, 22 de abril de 2014

DÍA INTERNACIONAL DEL LIBRO. HOMENAJE A GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ



“La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla”. 

Gabriel José García Márquez, escritor colombiano y premio Nobel de Literatura, falleció el jueves pasado en Ciudad de México a los 87 años de edad después de un lento declive de salud. Autor de la que es sin duda la más importante novela del «boom» latinoamericano, Cien años de soledad, su muerte ha teñido de luto al mundo entero. 


García Márquez nació en Aracataca, una aldea en el Caribe colombiano, «el domingo 6 de marzo de 1927 a las nueve de la mañana», como él mismo detallara en sus memorias. Criado por sus abuelos maternos, un coronel retirado y una mujer supersticiosa, que tanto marcarían su literatura, «Gabo» –apodo que le puso Eduardo Zalamea Borda, subdirector del diario «El Espectador», donde a los 20 años publica su primer cuento, La tercera resignación– cursaría estudios en Sucre y Barranquilla. Sus primeros escritos en el periódico del liceo los firma con el seudónimo de Javier Garcés, hasta que en 1947 se matricula en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Bogotá. 


A los veintisiete años publicó su primera novela, La hojarasca, en la que ya apuntaba los rasgos más característicos de su obra de ficción, llena de desbordante fantasía. A partir de esta primera obra, su narrativa entroncó con la tradición literaria hispanoamericana, al tiempo que hallaba en algunos creadores estadounidenses, sobre todo en William Faulkner, nuevas fórmulas expresivas. 

Comprometido con los movimientos de izquierda, Gabriel García Márquez siguió de cerca la insurrección guerrillera cubana hasta su triunfo en 1959. Amigo de Fidel Castro, participó por entonces en la fundación de Prensa Latina, la agencia de noticias de Cuba. Tras la publicación de dos nuevos libros de ficción, en 1965 fue galardonado en su país con el Premio Nacional. Solo dos años después, y al cabo de no pocas vicisitudes con diversos editores, García Márquez logró que una editorial argentina le publicase la que constituye su obra maestra y una de las novelas más importantes de la literatura universal del siglo XX, Cien años de soledad. La obra, en la que trabajó más de veinte años, recrea a través de la saga familiar de los Buendía la peripecia histórica de Macondo, pueblo imaginario que es el trasunto de su propio pueblo natal y, al mismo tiempo, de su país y su continente. De perfecta estructura circular, el relato alza un mundo propio, recreación mítica del mundo real de Latinoamérica, de un modo que ha venido a llamarse «realismo mágico» por el encuentro constante de elementos realistas con apariciones y circunstancias fantasiosas. Esta fórmula narrativa entronca con la tradición literaria latinoamericana, iniciada con las crónicas de los conquistadores, plagadas también de leyendas y elementos sobrenaturales originados por el profundo choque entre el mundo conocido y la cultura de los españoles que emigraban y la exuberante y extraña presencia del continente latinoamericano. 

Tras una temporada en París, en 1969 se instaló en Barcelona, donde entabló amistad con intelectuales españoles, como Carlos Barral, y sudamericanos, como Vargas Llosa. Su estancia allí fue decisiva para la concreción de lo que se conoció como el boom de la literatura hispanoamericana, del que fue uno de sus mayores representantes. En 1972 Gabriel García Márquez obtuvo el Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos, y pocos años más tarde regresó a América Latina para residir alternativamente en Cartagena de Indias y Ciudad de México, debido sobre todo a la inestabilidad política de su país. 

Su prestigio literario, que en 1982 le valió el Premio Nobel de Literatura, le confirió autoridad para hacer oír su voz sobre la vida política y social colombiana. Su actividad como periodista quedó reflejada en Textos costeños (1981) y Entre cachacos (1983), compendios de artículos publicados en la prensa escrita, y en Noticia de un secuestro, amplio reportaje novelado editado en 1996 que trata de la dramática peripecia de nueve periodistas secuestrados por orden del narcotraficante Pablo Escobar. Relato de un náufrago, reportaje sobre un caso real publicado en forma de novela en 1968, constituye un brillante ejemplo de «nuevo realismo» y reflejó su capacidad para cambiar de registro. 

En cine intervino en la redacción de numerosos guiones, a veces adaptaciones de sus propias obras, y desde 1985 compartió, con el cineasta argentino Fernando Birri, la dirección de la Escuela Internacional de Cine de La Habana. 


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